viernes, 27 de septiembre de 2013

"La dulce resonancia (a Andrés Sudón)", por Pablo Adalid Moll


(Reseña poética acerca de mi poemario "Poemas de mierda, sangre y leche", escrita por Pablo Adalid Moll tras asistir a la presentación el pasado veinticuatro de Septiembre del año trece en Madrid)


Es lento y minucioso el camino que lleva a lo inmediato. En el desván de los pequeños gestos, si son auténticos y valen, si vienen de lejos, de allí donde la fibra del ser amasa su manso huracán, de allí donde nacen y mueren los acordes del amor, hay un rincón acogedor para los corazones que saben vibrar, hay una dulce luz que nos ofrece los brazos con los labios abiertos y nos brinda su regalo precioso. Para llegar a él, y tomarlo, y gozarlo, y recibirlo, el alma se ha templado en las olas tibias del dolor, de la soledad inflamada, de la palabra calada por su sudor de siglos. Y entonces sobreviene el milagro, la melodía que nos envuelve con sus hilos remotos, la pasión que acude e irradia desde su grito de lava. Eso es la poesía, eso es el poeta, la voz del prodigio, el agua empapada de sal y caricias, la danza perpetua y dulce del sexo tremendo y fácil, la raíz enamorada y oscura.



El habita en la enramada brutal del laberinto, afila sin cesar el calor azul de su mirada y nos ama con su anárquico latido, liberándonos con su abrazo de luz, con su verso de sangre y leche, allí, aquí, insumiso y tierno, agotado y pletórico, peregrino y rey, desesperado de felicidad, y nos lleva de la mano por la senda de su abismo sin trampas, para entonar juntos un maravillado aullido al sol. Avanzamos verso a verso, reinventando el entusiasmo, meciéndonos en su metamorfosis sin fin, nombrando lo invisible, traspasando con simple alegría la coraza labrada de su tristeza.



El encantador de serpientes y metáforas nos diluye el silencio con su barba y su sonrisa, con el licor espontáneo de su humor, con su gracia que se masturba, con su rebeldía densa y cotidiana, con sus tesoros multicolores, sus gemas de mierda, su oro rumiante. Una claridad contradictoria nos anima y sacude, nos graba en la piel su estrella generosa y solitaria. Acordes de frío y miel, de nervio valiente y devoto temblor, invaden sin violencia y conquistan con suavidad febril, nos ganan, nos seducen, nos alivian, danzan en su torbellino cálido, iluminan con su belleza de carne. Y así, de rodillas, pulsando la espuma en una orilla infinita, asentimos a su revolución.



Lo vemos en el centro del escenario, acudido, remoto y presente, desnudo como un símbolo, donando su miseria brillante, siendo en el centro del círculo, trayendo la poesía en su saco de máscaras, emborrachando la sala con su vino de espinas, obrando el atardecer. Y nos enseña el secreto de su nudo de arterias, su locura de música y versos, su canción fuerte y delicada, su verdad.



Andrés, el hombre, el poeta, el cantor de los mundos de amor y palabra, el signo etílico de la madrugada muda y creativa, el mensajero de no sé qué Olimpo, el surtidor de agua revuelta, el efímero y eterno, el coleccionista pudoroso y genital, el jugador amante, el visionario precoz, el hacedor de castillos de arena, el juglar filósofo, el entrañado. 

Pablo Adalid Moll

sábado, 14 de septiembre de 2013

Vivir es la clave - Despedida "Andrés Sudón vive" (2)

El sábado 19 de Octubre de 2013 haré un concierto de despedida del disco "Andrés Sudón vive". Y se me ha ocurrido hacer aquí un comentario de cada canción. No es fácil hablar de las canciones, uno las hace para que hablen por sí mismas. Pero con el tiempo tengo un perspectiva que me permite contar sus pormenores, tanto los de su creación como los de la trascendencia que han tenido en mi vida.



Vivir es la clave by Andrés Sudón on Grooveshark

Lo primero que pienso cuando escucho esta canción para escribir acerca de ella, es lo mucho que he aprendido en los últimos años. "Andrés Sudón vive" es un disco grabado en directo, los pequeños fallos no me importan, pero mi forma de pronunciar, de interpretar, me dan un poco de vergüencilla... El disco es de hace cuatro años, pero la canción la compuse hace once, cuando estaba recién llegado a Madrid. El cambio de ciudad, y su consiguiente enmancipación, me abrió la mente y el alma. Creo que estaba cansado de hacer canciones oscuras, de rebuscar en el fondo de la ciénaga para decir algo interesante. Porque mi sueño ha sido siempre cantar algo que lleve un mensaje, algo que valga la pena. Mi vida de adulto comenzaba como una gran fiesta organizada con el propósito de olvidar un mal trago que me había dado la vida. Libros, películas, sexo, alcohol, porros, paseos largísimos, conciertos locos y cosas similares, aderezaban (bueno, lo siguen haciendo) mi incipiente vida de bohemio. Ya no quería cantarla a mi alma gris, ni hacer canciones de amor absoluto. La cuestión es que no sabía a qué cantar. La primera canción que hice consciente de que se abría una nueva etapa en mi trayectoria como compositor, fue "Prefiero vivir", una canción optimista e intensa que dice en el estribillo "prefiero vivir / a cantar que vivir es lo que vale, / que vivir es la clave, /cantar es cantar, / prefiero vivir". Con esto quiero decir que es más importante para mí vivir las experiencias que hacer y cantar la canciones.

Lo curioso es que en ninguna de mis canciones decía "vivir es lo que vale, vivir es la clave". Era una canción que estaba en mí, pero que aún no había compuesto. En esa época conocí a Patricio B en un taller de creación de canciones impartido por Javier Álvarez. A pesar de las radicales diferencias entre nosotros, nos hicimos inseparables. Venía casi a diario a mi casa para celebrar esa fiesta de la vida. Siempre hablábamos de nuestro futuro como artistas con gran entusiasmo. Nos imaginábamos cantando en estadios de fútbol y cosas así. En una ocasión se nos ocurrió una idea que llevamos a cabo sin dudarlo un instante: yo vivía en la Calle de La Victoria, muy cerca de la Puerta del Sol, en la que hay una gran afluencia de personas. Justo delante de mi balcón había unas cuantas terrazas donde seres de todas partes del mundo se sentaban a comer paella. Sacamos al balcón mi equipo de sonido, bastante potente, pusimos un micro, enchufamos las guitarras, e hicimos un concierto a medias hasta que llegó la policía. Fue una gran experiencia, la gente nos aplaudía tras cada canción, y los que pasaban se quedaban mirando para arriba cortando el tráfico de la calle. La policía fue amable con nosotros, porque el público insistió en que siguiéramos. De este suceso me quedaron dos sentimientos contradictorios: por un lado me encantó cantar para la masa, para todo el mundo, no sólo para mis amigos y para los pocos que se acercaban a mis conciertos; por otro lado sentí que no tenía canciones hechas para la gente, para el gran público, que me había limitado a expresar mis sentimientos de forma críptica y oscura, sólo para mí. Unos días después estaba fumando en el balcón, recordando ese momento, y vino a mi cabeza lo que luego fue el puente al estribillo de la canción:

Quiero que te sientes en tu habitación,
que pongas el volumen en el ventidós,
fuma lo que quieras, préstame atención,
hoy te canto pero no te espanto.

Estaba dispuesto a empezar a hacer canciones para todos los públicos después de una primera y larga etapa de estar aprendiendo a expresarme. Siempre me decían, ¿por qué no haces canciones que se comprendan, canciones susceptibles de tener éxito...? Yo siempre respondía que eso tendría que suceder, que nunca buscaría hacer canciones famosas; tendría que darse la situación en la que una de mis canciones hechas para mí, gustara a todo el mundo. En ese momento de mi vida comprendí que quería cantar para la gente sin dejar de ser yo mismo, sin venderme a los lugares comunes de la masa. Me quedaba mucho trabajo para hacer algo decente al respecto, pero en esta canción hice una firme declaración de intenciones. Porque, aunque lo parezca, "Vivir es la clave" no es una canción de amor romántico, es una canción de amor filántropo, escrita para un gran público portencial. Cuando terminé de escribirla, llamé a Patricio por teléfono y se la canté. Me dijo "por fin has hecho una canción larga que dice las mismas cosas de las que hablas". Sus palabras significaron para mí que había terminado la canción con éxito.

Me he esforzado tanto por decepcionarte,
todo lo seguro me hace más cobarde,
tú no te mereces que te trate así,
me gusta hablar mal de mí
para salvarme.

Amo mis paseos por esta ciudad,
medio mareado cruzo el boulevard,
nunca he caminado por ir tras de ti,
nunca te escribí para buscarte.

Quiero que te sientes en tu habitación,
que pongas el volumen en el ventidós,
fuma lo que quieras, préstame atención,
hoy te canto pero no te espanto.

¡Vive!
Préstame atención.
¡Vive!
Vivir es lo que vale,
vivir es la clave.

Hay un viejo hecho pedazos en la calle,
una suma irreal de realidades,
árboles que necesitan extintor,
no me llega la voz para asustarte.

La urbe se me abre como una fulana anciana,
que si le insisto, hasta me paga,
dame hambre para colocarme,
paso tanto frío como los alambres.

Vuelve a escuchar otra vez esta parte,
el mundo está desierto de lo que vales,
nadie te hablará si sabe lo que sabes,
rediseñarán obviedades.

¡Vive!
Préstate atención.
¡Vive!
Vivir es lo que vale,
vivir es la clave.

La he cagado tanto sólo por gustarte,
cuanto tú me miras me hago vulnerable,
yo no me merezco ser tratado así,
me gusta hablar mal de ti para salvarte.

Viva la lujuria, la calefacción,
vivan los cigarros y la depresión,
quiero ser tan rico como Willy Fog.

Quiero tu dinero, quiero tu secreto,
quiero llegar lejos en el tiempo,
quiero ser tan feo como John Lennon.

Quiero lo que llevas en el interior,
quiero ser druida ser sujetador,
quiero ser tan trepa como Julio César.

Puedo ser azul o puedo ser marrón,
puedo ser un cielo o ser un cabrón,
puedo cantar mejor, pero me cuesta.

¡Vive!
Préstame atención.
¡Vive!
Vivir es lo que vale,
vivir es la clave.


¡Vive!
Préstate atención.
¡Vive!
Hoy te canto pero no te espanto.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Persona - Despedida "Andrés Sudón vive" (1)







Persona by Andrés Sudón on Grooveshark

El sábado 19 de Octubre de 2013 hice un concierto de despedida del disco "Andrés Sudón vive". Y se me ha ocurrido hacer aquí un comentario de cada canción. No es fácil hablar de las canciones, uno las hace para que hablen por sí mismas. Pero con el tiempo tengo un perspectiva que me permite contar sus pormenores, tanto los de su creación como los de la trascendencia que han tenido en mi vida.

Voy a empezar con la canción que abre la primera edición del disco (en próximas ediciones habrá algún cambio sustancial), "Persona". Tras meditarlo mucho junto a mi hermano Suso (que tiene una gran destreza para colocar en el orden adecuado las canciones de un concierto o de un disco), decidí que fuera la primera. "Andrés Sudón vive" es un disco de tránsito, un disco que podría no haber hecho, pero que quise sacar adelante para decirme a mí mismo y al mundo que sigo vivo, es decir, que sigo componiendo y tocando sin descanso. Como puse en el libreto, lo considero mi tesis doctoral, una publicación previa al principio de mi carrera profesional. Los discos anteriores ("Imaginación" y "Brujo") fueron discos de aprendizaje. Es a partir de este momento, cuando publique mi nuevo disco "Consciencia", cuando me siento preparado para lanzarme al gran público, ya que creo que con él puedo hacer algo útil para la comunidad: el universo entero. 

"Andrés Sudón vive" lo grabé después de una lesión creativa que sufrí en 2006, tras la cual me puse a trabajar concienzudamente para recuperar lo que más me importa, por lo que he apostado toda mi vida: mi creatividad. Escribí infinito para ver si sacaba algo decente. "Persona" fue una de las canciones con las que estuve trabajando durante meses. Si hubiera dejado en la canción todo lo escrito durante su composición, podría haber hecho el disco solamente con ella. Y a pesar de haber dejado sólo lo imprescindible, es una canción larga y densa. Pero a mí me gusta muchísimo. 

Quería hacer una canción graciosa, como si la cantara un payaso o una marioneta (abajo un vídeo de mi marioneta Persona Sánchez Paradigma cantando la canción). La he denominado de "auto crítica social", porque expongo las contradicciones que veo en mí mismo, pero que, a su vez, observo en todos los demás. Tras todo lo que he leído y pensado, he llegado a la conclusión de que la persona que somos, es algo artificial, un reflejo lejano de nuestra verdad, una mezcla, siempre desequilibrada, de nuestra mentalidad y nuestra animalidad. Ser una persona concreta es tarea difícil; encontré varias opciones: comportarme de forma neutral y obediente de la moral popular para que todos me comprendieran, buscar mi verdad absoluta y acabar viviendo en una ermita, o admitir que nada en mí es verdad y que la vida es una búsqueda. Gracias a esta canción, yo me he alejado de la idea de que "hay que tener las cosas claras", de que "lo que es es así porque así ha sido siempre", de que "esto está bien y esto está mal". Aunque uno nunca se aleja del todo, "la preclaridad me reconforta", dice la canción. Cada vez que la canto me hago mucha gracia a mí mismo, y me doy mucha pena, me imagino como un muñequito tonto que no sabe qué hacer exactamente: "sé que yo no soy la solución".


Haciendo esta canción me sentí iluminado, es decir, alumbré mi oscuro interior y vi toda la mierda que albergo. Verla es el primer paso para limpiarla, quizá por vergüenza, o más bien por el deseo de ser el mejor ser humano posible. Gracias a escribirla entendí que mi humano (mi animal, mi matemático) no puede estar al servicio de mi persona (la máscara que los contiene); es al revés, mi persona tiene que acercarse al humano que soy. Así no estarán tan apretadas las cadenas que yo mismo me pongo, seré más libre, podré disfrutar de mis incoherencias en vez de lamentarlas. Es un trabajo sin fin, no puedo decir que me sienta una persona realizada completamente, más bien siento que tengo mucho que aprender, que "soy tonto, soy cuerdo".

PERSONA

Vivo en la coherencia patológica,
sumo resto, afirmo niego,
soy tonto, soy cuerdo.

Sólo soy ambiguo para mí,
sé que yo no soy la solución,
ser una persona es tentador.

Me grita un signo de interrogación,
sé que yo no soy la solución,
dormido también soy una persona.

Persona, persona, persona...

Pienso con la apisonadora,
la preclaridad me reconforta,
soy rutinario, soy broma.

Vuelo hacia la normalidad,
sé que yo no soy la solución,
pretérito imperfecto de persona.

Soy alumno del televisor,
sé que yo no soy la solución,
ya no entiendo el término persona.

Persona, persona, persona...

Hablo a palazos de ideas,
giro alrededor del cuadrado,
soy dios, soy átomo.

Camino por la realidad sin red,
sé que yo no soy la solución,
soy una persona con perdón.

Deseo la sangre de otros ojos,
me enveneno a mí mismo en el recreo,
soy culpable, soy bueno.

He sembrado un despertador,
sé que yo no soy la solución,
doblo la persona en el cajón.

Persona, persona, persona...

Soy una persona de verdad,
juego al ajedrez con Lucifer,
sé que yo no soy la solución.